¿Por qué hacemos evaluaciones? – por Juan A. Del Compare

¡Bienvenidos jóvenes jueces, y no tan jóvenes también! Reúnanse alrededor del fuego si quieren escuchar una historia (dale, copate, faltan horas para que ese costillar esté listo y si empezamos a darle a la provoleta y las ensaladas desde temprano, va a sobrar demasiada carne). Bien dicen por ahí que el diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo. Nada que ver conmigo, pero espero que estas reflexiones les sirvan…

Con todos mis años (18 ya) en el programa de jueces, vi hasta el nacimiento de las evaluaciones (reviews). En el principio teníamos unos formularios muy complejos en papel donde no podíamos extendernos mucho, y de a poco fuimos mejorando hasta llegar a la web actual.

El progreso como motivación

Muchas veces las dudas surgen sobre cómo hacer una evaluación, o cómo hacer una BUENA evaluación. Mucho se ha escrito sobre el tema (pidan links, y se os darán), pero sobre lo que quiero reflexionar hoy es otra cosa: ¿POR QUÉ hacer evaluaciones? Pensar sobre esto me llevó nada más y nada menos que a ese rincón oscuro de nuestra vocación cómo jueces: ¿por qué estoy jueceando? Acá ya entramos en el terreno absolutamente personal: algunos lo hacen porque se mantienen vinculados al juego y la comunidad, pero desde otro lado, no como jugadores; alguno lo hará porque la compensación es buena; alguno lo hará por un sentido de justicia; alguno no tendrá la idea clara de por qué lo hace. Yo descubrí que lo hago porque es un lugar desde donde me gusta ayudar a mejorar el juego.

La primera tarea de un juez en un evento es dar un ruling. Al hacerlo, mejora una partida: ahora están jugando mejor, de acuerdo a las reglas. En las ocasiones donde la situación lo amerita, descubrimos un jugador que está haciendo trampa y lo descalificamos. Al sacarlo del torneo, estamos mejorando el ambiente para el resto de los jugadores. Otro montón de tareas que realizamos durante los torneos (deck checks, publicar las rondas, organizar a la gente, etc.) colaboran con la organización, y hacen que los jugadores (y organizadores) tengan un mejor torneo, una mejor experiencia. Al trabajar con otros jueces, y observar lo que hacen, cómo lo hacen y hasta en qué se equivocan, aprendemos, y es una manera de mejorar como jueces para el próximo evento.

Cada una de las experiencias de los eventos nos sirve para después, ya que por fuera del evento tenemos una comunidad de jueces donde compartimos estas experiencias (a través de reportes, artículos, comentarios) y así ayudamos a otros a aprender y mejorar como jueces. Lo imagino como un sistema de capas (sí, como CR 613.1): de adentro hacia afuera tenemos rulings, sanciones, organización, observación, compartir, mejorar.

El rol de las evaluaciones

Las evaluaciones son justamente una de las mejores herramientas que tenemos para compartir nuestras experiencias y observaciones con otros jueces de manera tal de tener la oportunidad de mejorar tanto ellos como nosotros mismos. En una evaluación vamos a volcar dos cosas fundamentales: en que se destacó, y en que creemos hay que mejorar. La primera parte, además de un reconomiento hacia el juez observado (¡que podemos ser nosotros mismos!) es lo que aprendimos en esta ocasión de esa persona: “me sorprendió la manera en que abordaste esa investigación”, “lo que propusiste hacer con los deck checks resultó muy efectivo y no conocía esa técnica”, “me sirvieron mucho tus sugerencias previas al evento”. Las partes a mejorar es lo que creemos que esa persona puede aprender de nuestros comentarios: “creo que pasaste por algo este detalle que podría haber sido muy relevante en la investigación”, “la nueva técnica de deck check que propusiste nos retrasó mucho, deberíamos haberla practicado antes”, “algunos mensajes previos al evento como preparación nos hubieran sido muy útiles”.

Creo que pensarlo de esta manera, “estoy ayudando a este juez a que mejore, y a través de eso, que mejore el juego y los torneos en general”, es para mí una motivación a sentarme los minutos que toma repasar mis notas del evento y generar una evaluación productiva para esa persona. Las técnicas de cómo hacer una evaluación van a ser útiles a partir de acá, pero si no tengo la motivación suficiente para sentarme y escribirla, todas mis ganas de que mejore se quedan en intenciones, y no alcanza.

Es normal también que cuando recibimos una evaluación no nos gusten algunas de las cosas que nos dicen. Es lógico. Ahora, si hablamos antes con esta persona, si nos consta que lo que me dice lo dice porque me quiere ayudar, es más fácil relajarse y aceptar esas críticas constructivas. Ese compañero nos está regalando sus observaciones, su tiempo invertido en ellas y en redactar la evaluación. Agradezcámosle eso.

Conclusión

En mis 18 años en el programa de jueces, pasé por muchas etapas distintas en mi relación con el juego, con el programa y con la comunidad. Mi consejo de viejo es este: cuando estés en duda sobre hacer algo, preguntate “¿Por qué lo estoy haciendo?”, y probablemente encuentres la motivación necesaria para hacerlo y hacerlo bien.

Espero sus evaluaciones; sigan mejorando ustedes como personas, como jueces y ayuden a mejorar a los que caminan a su lado.

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