¡Buenas a todos! Nico al habla.
Espero que todos hayan tenido un buen comienzo de año y que tengan un aún mejor desarrollo del mismo. Hecho el saludo parroquial, me gustaría ir directo al grano; el punto de este artículo, el “leitmotiv” de este texto: las mini-conferencias. Primero lo primero:
¿Qué es una mini-conferencia?
Por denominación y a fines prácticos, una mini-conferencia es como una conferencia común, pero más chica. Pero, ¿qué implica ese “mini”? Bueno, el “mini” implica una serie de cosas: que su duración es más corta (por lo que tiene un menor número de presentaciones), que su concurrencia tiende a ser menor a la de una conferencia normal (porque no viajan múltiples jueces de distintos lugares), que su organización es relativamente más sencilla, entre algunos otros pequeños detalles.
¿Para qué sirven?
Ah, acá empieza lo interesante de la cuestión. Las mini-conferencias, al igual que las conferencias comunes, tienen como principal objetivo servir como espacio de aprendizaje y enseñanza; ya sea utilizando presentaciones, seminarios o talleres, la idea es compartir temas y brindar algún aprendizaje con ellos. Los temas siempre varían y dependen de los expositores; pero pueden cubrir temas como “Manejar situaciones conflictivas” a “Deckchecks 101: métodos y consejos”. Incluso, la versatilidad de las mini-conferencias permite que no sólo sean para jueces certificados, sino en ocasiones también para jugadores. No sería descabellado planear una mini-conferencia con la mira en, por ejemplo, ayudar a ciertos grupo de jugadores a dar el paso entre Magic casual y competitivo.
Hablando de la versatilidad, eso me lleva a otro punto de interés en este desvarío técnico: las mini-conferencias demuestran ser especialmente efectivas a la hora de abordar temáticas específicas. Por ejemplo, una mini-conferencia cuyo eje central sea “Fracaso y Feedback” y en la cual se expongan presentaciones del estilo “¿Qué hacer si no somos aceptados en un evento?” o “Reviews y Evaluaciones: Feedback constructivo”. Otro ejemplo, retomando la idea de una mini-conferencia apta para tanto candidatos a juez como jugadores, sería incluir temas a exponer como “Normal, Competitivo y Profesional… ¿Qué cambia?”, “¡Recibí mi primer penalización! ¿Qué hice?” o incluso “Roles de torneo: Diferencias entre Jugador y Juez”.
Tales son algunos de los alcances que podemos lograr con una mini-conferencia, y es en parte este potencial lo que me lleva a redactar este bloque de palabras. Contemplando el inevitable advenimiento del fin del 2017, que tantas lindas cosas nos dejó, no pude evitar hacer una retrospectiva y pensar en cuántos eventos tuvimos a lo largo de la región para ayudar a nuestro crecimiento propio; y he de admitir que la respuesta que encontré podría haber sido más alentadora. Teniendo semejantes oportunidades, desde mi punto de vista creo que cerramos un 2017 con un número de mini-conferencias muy menor al que podemos aspirar.
Por eso justamente es que se me ocurrió no sólo escribir un artículo donde cuente qué son las mini-conferencias, sino también proponer un desafío; una “resolución de año nuevo”, que nos motive y nos ayude a alcanzar una meta que podría potencialmente beneficiarnos y dejarnos una enseñanza. Lograr llevar a cabo la mayor cantidad de mini-conferencias posible durante el 2018, a nivel regional. Si bien considero que establecer un número fijo a igualar o superar es tan ambicioso como limitante, creo que la noción correcta para enfrentar esta propuesta es intentar doblar el número de mini-conferencias llevadas a cabo durante el 2017.
¿Un objetivo posible?
Tengo la creencia que todos podemos ser organizadores de una mini-conferencia e, incluso, cada uno puede darle un toque único a su propia mini. A diferencia de las conferencias regionales, una mini-conferencia no cuenta con la mayor cantidad de gastos que sí tienen las grandes: no es necesario tener un predio donde albergar participantes durante todo un fin de semana, ya que su duración es normalmente de unas horas; no implica más de uno o dos
meses de planificación previa, ya que los temas son acotados; y los lugares dónde hacerlas no tienen que ser, necesariamente, grandes o equipados (aunque siempre es mejor y depende de las presentaciones). Por ejemplo: una mini-conferencia es un evento ideal para organizar junto con un par de jueces en una tienda luego o antes de un evento importante, para discutir temas e informar. Y es algo que absolutamente cualquiera puede organizar, sin el miedo a las presiones de una conferencia mayor.
A veces, las herramientas de aprendizaje de las que disponemos son limitadas. Más aún los eventos dónde desarrollarnos. Por eso, creo que impulsar toda esta idea de formar mini espacios para perfección y crecimiento nuestros y de nuestras comunidades vale la pena. Porque estaremos generando nuestras propias oportunidades para mejorar y para mostrarnos más capaces frente a nuestras responsabilidades. Y por eso, vuelvo a resaltar que la capacidad de organizar estos espacios se presenta frente a todos, no sólo a unos pocos. Cualquiera, sin importar cual sea su nivel, puede organizar una mini-conferencia. Cualquiera, junto con uno o dos jueces, puede hacer la diferencia.
Es así que abro la convocatoria a todos aquellos interesados en comenzar a organizar mini-conferencias a lo largo y ancho de toda nuestra región. Tenemos el conocimiento, tenemos la experiencia y tenemos las herramientas. Sólo así podemos construir y mejorar los puentes que nos propongamos.
Me encantaría escuchar sus dudas y sus propuestas de mini-conferencias, así como también me encantaría darles consejos y tips. Si estás interesado en participar y comenzar a planificar tu propia mini-conferencia, no dudes en enviarme un mensaje a través de JudgeApps.
Desde ya, muchas gracias y ¡manos a la obra!