El conflicto y las diferencias de opinión forman parte de las interacciones humanas a todo nivel. En muchos casos, el conflicto surge de algo tan “trivial” como una diferencia de opinión en cuanto a las expectativas de un torneo según el punto de vista de cada tipo de participante.
Todo juez que tenga ya un mínimo de tiempo en el programa sabe que, como miembros de la comunidad de Magic, existe una tríada indisoluble que gobierna todos los torneos a los que asistimos: Jugadores – Organizadores – Jueces.
Como jueces, generalmente nos entrenamos para lidiar con jugadores conflictivos, bien sea educando, aplicando el reglamento (Reglas de Torneo de Magic) o involucrando al organizador. Tenemos las herramientas y la posibilidad de hacer uso de las mismas de forma tal que podamos proteger la integridad del evento.
Pero si el conflicto es con el organizador o con otro juez, ¿Qué podemos hacer?
Es importante darnos cuenta que un conflicto a este nivel es potencialmente desastroso para la integridad del evento ya que los responsables de garantizarla están fuera de sintonía. Esto seguramente repercutirá en la calidad del evento, la experiencia de todos los involucrados y puede afectar de forma muy negativa la reputación del Organizador y del Juez.
Nadie quiere eso. Es un juego y debe ser divertido para todos (no solamente para los jugadores). Por tanto, me gustaría compartirles mi experiencia para lidiar con los conflictos que puedan surgir con otros jueces y con los organizadores y así continuar ofreciendo eventos de calidad.
1 Pensar en frío:
Lo más importante es buscar la forma de mantener la calma y la cordura. Las peores discusiones se dan en momentos en los que perdemos la cabeza, hablamos sin pensar y no es posible reparar ese daño. Una vez se ha dicho o hecho algo, el potencial para que el daño sea permanente es muy alto. Si es necesario, aléjate de lo que en ese momento percibes como la fuente del conflicto, toma unos minutos para pensar en los pasos siguientes y luego vuelve.
2 Determinar el origen del conflicto:
¿No estás de acuerdo con la compensación por el torneo? ¿El Organizador tomó decisiones que te corresponden sin consultarte? ¿Tomaste decisiones que le corresponden al Organizador sin consultarle? Saber exactamente dónde está la diferencia o la causa de la molestia es indispensable para tomar los correctivos necesarios.
3 Pensar en los objetivos comunes:
¿Por qué estamos trabajando juntos? ¿Qué queremos lograr? ¿Cuáles son las metas comunes? Las respuestas a estas preguntas nos pueden dar los lineamientos necesarios para saber cómo enfrentar la situación.
4 Evaluar las responsabilidades en el conflicto:
No es lo mismo que buscar culpables. En aras de buscar una solución al conflicto, establecer las responsabilidades es importante para saber qué aspectos tenemos que cambiar y cuáles tenemos que negociar con nuestra contraparte para llegar a un punto de equilibrio y lograr las metas comunes. Una evaluación sincera y objetiva de nosotros mismos y de los otros involucrados nos permitirá trazar estrategias destinadas a solventar el impasse.
5 Determinar la estrategia a seguir para la resolución del conflicto:
Hay dos estrategias fundamentales para el manejo de conflictos: La asociativa y la disociativa. La estrategia asociativa trata de inducir a las partes en conflicto a que se acerquen, que comprendan las pretensiones del otro y que lleguen a compromisos. La estrategia disociativa, en cambio, parte de la base de separar a las partes en conflicto y de impedir cualquier contacto entre ellas.
Yo, en particular, considero que la estrategia asociativa está mejor orientada a nuestra labor como jueces. La misma posee varios elementos particulares, a saber:
- a) Eliminar las interferencias en la comunicación:
La gran mayoría de los conflictos provienen de una comunicación pobre o inexistente, es de suma importancia pensar lo que queremos decir, cuidar el tono y asegurarnos de transmitir el mensaje correctamente. Una comunicación pobre puede empeorar el conflicto.
- b) Establecer consensos:
Buscar en qué estamos de acuerdo y priorizar eso por sobre aquello en lo que estamos en desacuerdo. Esto da a nuestro interlocutor la percepción de que estamos dispuestos a hacer lo posible por lograr los objetivos comunes, aun cuando no estemos enteramente de acuerdo.
- c) Crear compromisos a través de la mediación de un tercero:
Si en persona no podemos establecer acuerdos, podemos buscar a otra persona que sirva de mediador y que sea quien transmita el mensaje entre ambas partes. En este caso puede ser otro juez u organizador que sea respetado por ambas partes y que esté de acuerdo en prestar el apoyo necesario para resolver el conflicto. Ambas partes se comprometen a respetar los acuerdos establecidos en conjunto con el mediador.
- d) Ganar-ganar:
Establecer el punto en el que ambas partes ven cumplidas sus demandas/expectativas, al menos de forma parcial sin que haya un detrimento marcado en la postura de ninguno de ellos. No siempre es en partes iguales, pero ambas partes obtienen lo suficiente para evitar escalar el conflicto y continuar negociando a futuro.
- e) Arbitraje:
En caso de que ninguna de las estrategias anteriores funcione, existe la posibilidad de escalar el conflicto a una instancia superior (en nuestro caso el primer canal viable es nuestro Coordinador Regional) y pedir que intervenga en el conflicto. El árbitro puede tomar una decisión que debería ser acatada por las partes o involucrar otros árbitros. A mi parecer, ésta debe ser la última opción y debe utilizarse una vez agotados todos los posibles canales de negociación anteriores.
Una vez elijas tu estrategia según los datos que ya tienes del conflicto, aplícala y trata de llegar al punto de equilibrio. Resolver el conflicto o, en su defecto, minimizar en lo posible el impacto negativo que pueda tener es nuestra labor. Es nuestro deber proteger a la comunidad del impacto negativo de un conflicto entre dos oficiales de torneo.
6 Comportamiento dentro y fuera de la cancha:
Como jueces, nuestro comportamiento dentro de los torneos debe ser ejemplar, pero de la misma forma debe serlo en todos los ámbitos en los que nuestra imagen como juez esté involucrada.
En ésta época que vivimos en los que la información se comparte con una velocidad pasmosa es muy fácil que, en un momento de ira o frustración, un comentario desafortunado en alguna red social produzca una avalancha indetenible que acabe con cualquier posibilidad de resolver el conflicto. Somos jueces y, por lo tanto, figuras públicas para los involucrados en el juego. Nuestra postura siempre debe ser razonable, respetuosa y madura para evitar dañar a nuestra comunidad.
Por favor, piensa dos veces lo que estás a punto de compartir en las redes, lo que piensas decir o hacer y lo que conversas en grupo. Un juez que públicamente insulta o menosprecia a otro miembro de la comunidad o que toma actitudes que no están acorde al Código de Conducta no es un digno representante de nuestro equipo de trabajo y puede ocasionar mucho daño a todos los que participamos de este gran juego.
7 Conclusiones:
Como jueces estamos llamados a ser los embajadores del juego y ser el equilibrio en la triada de Jugadores – Organizadores – Jueces. Aunque muchas veces un conflicto puede amenazar con sobrepasarnos y hacer que tomemos conductas impropias de nuestro cargo, es de suma importancia recordar que estamos llamados a ser los que resolvemos los conflictos. Es parte de nuestra tarea, es nuestra vocación y nuestro propósito.
Si en algún momento tienes algún conflicto, apóyate en el equipo de jueces, siempre habrá alguno de nosotros dispuesto y posibilitado para ayudar. No estamos solos, eso es lo grandioso de esta gran familia.
Gracias por leer este artículo, espero haya sido de utilidad. Cualquier consulta o apoyo no dudes en hacerlo llegar a través de los comentarios.