Más allá de nuestras inclinaciones personales hacia querer gobernar la conducta de otros o ser permisivo y relajado con ellas, hay un hecho ineludible que se adquiere con el estatus de juez y la inscripción como juez principal de un torneo: Autoridad.
Este texto no es un instruccional sobre cómo sostener su autoridad en un torneo, cada juez tiene un estilo distinto. Algunos jueces por ejemplo, basan su autoridad en su poder.
Como jueces tenemos la potestad para decidir y tomar última palabra sobre los acontecimientos de un torneo. Desde el fin definitivo de las inscripciones hasta la aplicación de las IPGs. Ese poder, como nos enseña la cultura popular, viene acompañado de gran responsabilidad. Pero este artículo no trata sobre eso. Este artículo trata de la importancia de la autoridad para no tener que usar el poder y para eso propongo considerar estas 4 lecciones.
Lección 1: Autoridad basada en conocimiento.
Como jueces se nos tiene en una postura de supuesto saber. Es decir se asume que nosotros sabemos más de reglas y regulaciones que aquellos/as que están siendo parte del torneo como jugadores. Y en el caso usual esto es así. Pero no es el conocimiento superior de las reglas lo que constituye la base de la autoridad, es la admisión de ese conocimiento.
Me explico: un juez puede saber muchísimo de reglas y regulaciones, pero contestar de manera escueta o perezosa las preguntas de sus jugadores. Esto da, en la mayor parte de los casos la impresión de que ese juez no sabe mucho de reglas o de que no está dedicado a resolver de manera exhaustiva las preocupaciones de su comunidad. En esos casos la comunidad puede disminuir su confianza hacia él o ella, y respetar menos y menos su opinión, llegando incluso a preferir resolver dudas con otros jugadores experimentados, o a acuerdos de los que el juez no llega siquiera a enterarse, en lugar de resolver de manera correcta.
Cuando un jugador no admite la preparación de un juez le quita autoridad, y sin autoridad es más fácil perder el control de un torneo o de una situación especial dentro del mismo así que:
Cuando resuelva una duda hágalo con propiedad, sea minucioso en el porqué de esa solución, déjele saber a sus jugadores que pueden confiar en Ud.
Lección 2: Autoridad basada en mediación.
Todos los jueces certificados estamos familiarizados con un concepto central en Magic. Uno con el que se evita que las disputas entre jugadores sean un debate y es el elemento fundamental del orden en Magic: ese concepto es la prioridad.
Gracias al concepto de prioridad siempre está claro de quien es el turno de actuar dentro de una situación en un turno, así como de que oportunidades cuenta cada jugador para agregar su voluntad de manera ordenada al juego.
Los jueces como moderadores de las circunstancias excepcionales del juego, tenemos el conocimiento para determinar la prioridad dentro del juego pero por otra parte, tenemos la autoridad para determinar la prioridad no solo en él juego sino en cómo se resuelven las dudas:
Ante una disputa entre jugadores, nuestra autoridad como mediadores no solo nos faculta sino que nos exige manejemos con la diferencia de opinión entre los jugadores de manera ordenada. De la misma manera en la prioridad actúa en el juego tenemos la habilidad y autoridad para tomar la opinión y posición de ambos jugadores de manera secuenciada, tranquila y sin confusiones. Un truco que siempre me ha funcionado en las divergencias entre jugadores es por ejemplo, preguntarle primero la versión al jugador activo. Ambos jugadores quieren ser escuchados primero y pueden caer en paranoias de favoritismo hacia el otro jugador si se le pregunta primero al oponente su versión. Esa angustia queda totalmente disuelta si mi primera pregunta es “¿Quién es el jugador activo?” y se maneja desde ahí el problema. La autoridad para esa pregunta nos la da nuestro lugar como mediadores/as así que:
Sea imparcial y maneje las situaciones especiales con orden, use de ejemplo aquello que conoce y funciona: prioridad.
Lección 3: Autoridad basada en la experiencia.
Todos los jueces tenemos nuestro propio camino y estilo. Y en esa heterogeneidad de técnicas y disposiciones mentales nos hallamos como colectivo en una posición de privilegio para hallar lo que se denomina “buenas prácticas”. Es decir aquellas prácticas que resultaron ser efectivas y relevantes y que son una buena idea emular.
El programa de jueces reconoce esas buenas prácticas con el programa ejemplar, pero algo que no debe olvidarse es que el programa ejemplar no beneficia solamente a los jueces que reciben esos incentivos físicos. El programa ejemplar nos sirve a todos como ejemplo de conductas que mejorarán nuestro desempeño y costumbres como reguladores del juego.
Así que:
Tome nota de aquellas acciones destacables de jueces con mayor experiencia o iniciativa, emule sus esfuerzos, aumente su capacidad y eficiencia y adquirirá mayor autoridad.
La autoridad conlleva posiciones subjetivas que pueden ser no del todo cómodas para quien la posee. Pero es fundamental en la labor del/a juez para el funcionamiento fluido de un torneo. Un uso adecuado de la autoridad previene muchas situaciones donde el uso de las IPGs sería necesario. Pero… sí:
Lección 4: Autoridad basada en las reglas.
Queramos o no, tarde o temprano se presentan problemas que deben ser resueltos con el uso de las IPGs. La aplicación de personalizaciones es la puesta en práctica del poder que normalmente es base para la admisión de autoridad. Y es la acción que los jugadores relacionan con los jueces como fuente de la misma. Lo cierto es que la autoridad es la representación del poder mientras que la aplicación de las IPGs es el uso del poder.
Es extremadamente importante dudar en el interior, para asegurarse de hacer el proceso más completo y seguro posible para dar la sanción correcta, pero igualmente importante es actuar sin mostrar esa duda, por el contrario mostrándose firme y seguro/a.
Cuando una situación no deja otra opción más que la aplicación de las IPGs, es importante recordar que Ud. tiene la responsabilidad de aplicarlas con seguridad y mantenerse firme en su decisión. Ud. Al final del día tiene la autoridad para hacerlo.