Combatiendo los prejuicios en el arbitraje

Eliana Rabinowitz
Autora

Eliana Rabinowitz
Autora

Hola amigos, ha pasado un tiempo desde que escribía artículos, y basándome en experiencias recientes, decidí que iba siendo hora de escribir sobre algo que influye en las vidas de muchos jueces cotidianamente. 

Imagina a tu líder de equipo. Por la mañana, ella realiza una reunión de equipo. El evento tiene menos personal del necesario, así que está un poco tensa por asegurarse de que todo vaya bien. Ella le dice a tu equipo que es fundamental que estéis donde se os necesite a lo largo del día, y que todo el mundo va a trabajar muy duro hoy. Esboza un minucioso plan para lo que necesita que pase y cuando, y tiene grandes expectativas en ti y tus compañeros.

¿Qué piensas de esta líder de equipo? ¿Está superada por las circunstancias o perdiendo el control? ¿Está siendo mandona, exigente y controladora? Resulta que en escenarios como este, las diferencias entre ser mandona y ser una líder, entre perder el control y arreglárselas con lo que hay en una situación difícil, entre ser controladora y orientada al detalle son, estadísticamente hablando, los pronombres usados en el párrafo.

En el contexto de la ciencia social, un sesgo implícito es una asociación inconsciente entre un grupo y alguna característica. (Hay muchos grupos de gente que experimentan sesgos implícitos contra ellos mismos, pero para este artículo, hablaré sobre mujeres para poder basarme en mis propias experiencias). Ahora, un buen número de gente leyendo este artículo estará pensando “¡Yo no tengo sesgos implícitos, no soy sexista!” Honestamente, para la mayoría, lo último (“No soy sexista”) es cierto, mientras que lo primero (“No tengo sesgos implícitos”) no lo es. De hecho, por definición, tú no eres consciente de los sesgos implícitos mientras ocurren, porque son inconscientes. Y tener sesgos no te hace mala persona. Lejos de ello, de hecho, si estás leyendo esto, probablemente tengas algún interés en intentar reducir o tener en cuenta estos sesgos.

Estudio tras estudio tras estudio, ha sido probado que solo cambiando el género de un solicitante de empleo, líder o empleado cambia tremendamente los adjetivos usados para describirlos. Fuerte o motivado se vuelve mandona, presión se convierte en estrés, y minucioso pasa a ser controladora. Hay otras maneras en las que los sesgos aparecen. Los hombres son vistos como más creativos de media que las mujeres, así que sus ideas son a veces más valoradas, incluso cuando ellos las llevan a cabo empíricamente peor. Incluso más relevante al arbitrar, los hombres son vistos como más autoritarios, así que se les considera mejores líderes y sus indicaciones son seguidas de mejor gana, aún si ellos actúan de la misma manera que una mujer en un rol idéntico. Esto no se limita solo a como piensan los hombres. Estos sesgos están arraigados en nuestra sociedad, y las mujeres muestran los mismos sesgos contra otras mujeres.

¿Cómo aparecen al arbitrar, te preguntarás, y en el mundo real en lugar de solo en estudios? Si preguntas a juezas, escucharás un montón de situaciones comunes:

  • Dos jueces, un hombre y una mujer están hablando cuando un jugador se acerca  a preguntar una duda. El jugador se dirige automáticamente al hombre para obtener una respuesta.
  • Una jueza acude a una llamada mientras un juez la observa. El jugador se dirige hacia el hombre para clarificar o confirmar el ruling o incluso se dirige al hombre como juez principal en la llamada.
  • Una jueza es una líder de zona realizando el procedimiento de fin de ronda, y otro juez se queja de que está siendo mandona y diciéndoles qué hacer de forma brusca. Su colega juez actuando de la misma manera nunca ha recibido quejas.
  • Una candidata a jueza estudia las reglas sin cesar y se considera una experta en reglas, pero continuamente recibe comentarios de que su fortaleza como jueza es que no intimida a los jugadores. Su compañero que no es tan bueno en reglas se convierte en el experto en reglas al que acudir de la zona.
  • Una jueza propone una idea para mejorar el procedimiento de fin de ronda en una reunión de equipo. Más tarde en la misma reunión, un compañero expone la misma idea, y es inmediatamente alabado por tener una buena idea que el equipo adoptará.

Para muchos jueces que no han sido víctimas de estas situaciones, quizá parezcan poco realistas, o algunas puede que suenen como algo que le pasa ocasionalmente a todo el mundo, sin importar el género. Muchas mujeres experimentan estas situaciones no solo una o dos veces sino continuamente y sistemáticamente. A las mujeres se las percibe a menudo con menos autoridad que a los hombres, siendo mandonas en lugar de líderes, y estando más centradas en competencias sociales que en habilidades técnicas. Los hombres también reciben estadísticamente más crédito por sus ideas, y sus ideas son vistas como más prometedoras.

Hay también muchas formas evidentes de sexismo que las juezas experimentan con regularidad (apodos cariñosos, “Quiero hablar con un juez de verdad”, comentarios sexuales indeseados), pero ya que estas generalmente se consideran inapropiadas y no son inconscientes, van más allá del objetivo de este artículo. (Si no crees que estas acciones explícitas estén tan mal, te animo a tomarte un tiempo para reconsiderar tu postura [en inglés].)

Entonces, ¿qué podemos hacer para combatir este problema de sesgos implícitos? El primer paso es reconocer que todo el mundo tiene sesgos implícitos. Sí, tú también. Empieza a intentar notarlos en ti mismo. Yo cada vez que pensaba que alguien estaba siendo molesto o mandón, me imaginaba que un hombre o un amigo apreciado estuviese en esa posición llevando a cabo el mismo comportamiento.

A veces, sigo encontrando el comportamiento problemático, y eso está bien. No todos los comportamientos son buenos. Otras veces, sin embargo, me di cuenta de que estaba juzgando a alguien basándome en más que solo su comportamiento, porque de haber sido una persona diferente, no habría objetado nada. Esto puede detectar tus sesgos implícitos, y también puede ayudarte a notar cuando has etiquetado  a alguien por cualquier motivo. Cuando te des cuenta de que estás siendo prejuicioso, intenta revisar tu opinión, o al menos no actuar en base a ella hasta que sepas qué parte de tu visión está construida sobre sesgos. Si eres un líder, aplica este principio a lo que piensas de los miembros de tu equipo. ¿Sería la persona que te molesta todavía irritante si una persona diferente actuara de la misma manera? Si no es así, quizá tengas un prejuicio contra esa persona.

Como líderes en la comunidad de Magic, los jueces tenemos una obligación no sólo de evitar actuar en base a nuestros propios sesgos, sino de llamar la atención a personas que estén actuando bajo sesgos implícitos para crear un entorno que sea agradable y cómodo para todo el mundo. Cuando veas a un jugador dirigirse a ti mientras observas una llamada de juez o cuando un jugador se acerque a ti y a una compañera pero parece centrarse en ti como la autoridad, educadamente redirige al jugador a la otra jueza. “— es la jueza en esta llamada, yo solo estoy mirando” o una frase similar es una buena manera de hacerlo sin llamar demasiado la atención. Recuerda, los jugadores en estos casos puede que no tengan ni idea de lo que estaban haciendo. Incluso si eres un juez de más nivel o más experimentado, remítele a tu compañero y déjales terminar la llamada.

Si notas que alguien está siendo demasiado crítico y sospechas que puede deberse a sesgo, háblale en privado sobre sus observaciones. “¿Por qué te sientes de esa manera?” es una buena pregunta para llegar al fondo del sesgo. A veces puedes dar ejemplos de un juez querido y respetado actuando de la misma manera y siendo afamado por ello. Si te das cuenta de que una idea está siendo atribuida erróneamente o ignorada, llama la atención sobre ello. En lugar de decir tú la idea, di “Me gusta mucho la idea de ___” y explica por qué.

Cuando estés dando feedback, asegúrate de que hablas al juez sobre tus percepciones primero. Esto no solo previene que el feedback le coja por sorpresa, sino que también te ayuda a ver si lo que tú observaste se ajusta a lo que ellos consideran sus fortalezas. A veces quizá no estén viendo algo que hacen bien, pero otras veces identificarás un sesgo. De forma más general, cuando pienses en un líder, o en un experto en reglas, o cualquier otra cualidad ejemplar, intenta pensar en ello siendo realizado por una mujer. Lleva algo de práctica, pero es duro cuando, debido al género o la etnia o cualquier otra razón, haces algo bien y no recibes la representación de esa cualidad por mucha gente simplemente por quien eres.

Más y más mujeres están teniendo éxito en el programa de jueces a lo largo de los años, y las cosas están mejorando razonablemente de muchas formas. Aún hay desafíos basados en sesgos implícitos, no obstante, que hacen las cosas difíciles. Las mujeres tenemos una línea muy fina sobre la que caminar entre ser demasiado pasivas y conseguir que se realicen las cosas sin ser demasiado agresivas. El programa de jueces tiende a recompensar el ser firme, pero mientras que un hombre en el programa puede ser conocido y querido por ser muy orgulloso y tosco (¡y varios jueces de alto nivel se han hecho un nombre de esta forma!), eso no suele funcionar para las mujeres. El programa acepta a jueces que son más pasivos, pero una mujer que busque avanzar tendrá una ardua batalla para probar por sí misma que es suficientemente fuerte. Trabaja para acabar con estos sesgos, y comprueba que te aseguras de que tus propias opiniones y comportamientos no están teñidos con sesgos implícitos. La mejor manera de combatir los sesgos implícitos es reconocerlos y eliminarlos sistemáticamente. No es fácil, pero hará del mundo un lugar mejor.

Agradecimientos:

Ignacio Santiago Ortega Martínez
Revisor

Ignacio Santiago Ortega Martínez
Revisor

Raquel Hernández Recio
Traductora

Raquel Hernández Recio
Traductora

Aruna Prem Bianzino
Editor

Aruna Prem Bianzino
Editor

Artículo original: https://blogs.magicjudges.org/northeast/combating-implicit-bias-in-judging/

 

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