¿Cuántas vidas tienes? – por Carlos Trujillo

Al arbitrar en un evento competitivo, es común recibir llamados de todo tipo. Muchos suelen ser nimiedades, como un jugador quejándose porque su oponente robó carta de turno antes de enderezar, o simples malentendidos de interacciones entre cartas. En fin, nada que realmente nos haga dudar si resolvimos bien o no la inquietud. Pero hay un tipo de llamados a los que tarde o temprano tendremos que enfrentarnos: llamados que nacen de una discrepancia entre jugadores a raíz de algún evento que ocurrió tiempo atrás en la partida, y no pueden ponerse de acuerdo sobre cómo sucedieron las cosas. Entre este tipo de llamados se encuentra el desacuerdo acerca de los totales de vida.
Narraré un incidente, aunque no es el único de ese tipo al que me he enfrentado. He tenido la oportunidad de responder un par de llamados más por la misma situación, lo cual me animó a escribir este artículo para tratar de ayudar a quien lo necesite con unos cuantos consejos.

La situación

Me encontraba como juez de piso de un WMQC en la calurosa ciudad de Cali y atendí el llamado de un jugador. Al llegar a la mesa, los jugadores, entre discusiones e interrupciones, me dan a entender que tienen una diferencia de 2 vidas en sus respectivos apuntes. El juego estaba a una jugada de terminar, y quien tuviera la razón sobre esas 2 vidas ganaría la partida.

Este tipo de situaciones son, cuando menos, estresantes ya que determinar quién tiene la razón puede resultar complicado y tenemos un tiempo limitado para tomar una decisión, lo que aumenta el riesgo de equivocarnos. Además, en muchos casos, tal decisión determinará el resultado de la partida.

La investigación

Lo primero que me gusta hacer es preguntarle a cada jugador su versión de la historia, permitiendo que cada uno hable sin ser interrumpido por el otro. En muchos casos, es incluso conveniente separar a los jugadores, pidiendo a uno de ellos que se aleje unos metros de la mesa, de tal forma que el relato de uno no se vea alterado por lo que ha contado el otro. Evitemos establecer cualquier lazo de empatía con alguna de las 2 versiones, aún no tenemos evidencia suficiente para tomar una decisión.

Seguido esto, revisemos el estado de juego para buscar cualquier indicio que nos pueda ayudar a hacer un cálculo rápido de las vidas. Hechizos que hagan daño a jugadores en los cementerios, criaturas con habilidades para hacer daño directo o que ocasionen pérdida de vida, criaturas con evasión, tierras que piden pagar vidas, etc. Con esto podemos darnos una idea propia de qué pudo causar la diferencia en los totales de vida.

Con esta información presente, preguntaremos nuevamente la versión a cada jugador, exactamente como en el primer paso. Pero esta vez prestaremos atención a las modificaciones que se presenten, ya que si entre versiones se van agregando nuevos datos a la historia, es una señal de que es mentira, o de que el jugador no está muy seguro de cómo ocurrieron las cosas. Esto ya sumado a la información recolectada con el estado del juego nos puede dar un indicio de quién tiene la razón (o al menos quién es más probable que la tenga).

Miraremos también los métodos que los jugadores utilizan al llevar los totales de vida: que tan organizados y entendibles son, y qué tanto concuerdan con el estado del juego y con las versiones que ya hemos escuchado. La clave aquí será encontrar el momento en que se generó la diferencia de vidas al revisar las anotaciones de ambos jugadores. Si damos con el momento preciso en que el total de vidas comienza a tener discrepancias entre los jugadores, nos será mucho más fácil poder reconstruir exactamente lo que sucedió en ese momento y cuál fue la confusión que originó el problema. Este último me parece el factor determinante, ya que en unos apuntes bien organizados es difícil equivocarse.

Si nos quedan aún algunas dudas, preguntaremos una vez más su versión a cada jugador, siempre pendientes a posibles modificaciones y buscando recabar información sobre el momento en que se ocasionó la diferencia.

El veredicto

Hecho lo anterior, ya es hora de dar un veredicto, pues difícilmente podamos quedarnos repasando turno por turno la partida para reconstruirla completa una y otra vez, y tenemos que hacer que el juego continúe lo antes posible para no perjudicar el cronograma del evento. Antes de decir a quién le daremos la razón, es bueno recordar a los jugadores que si tienen cualquier desacuerdo con nuestra decisión pueden apelar al juez principal, obviamente en caso de que estemos actuando como jueces de piso. También debemos tener muy presente que a veces no podremos determinar con 100% de certeza quién tiene la razón, pero es necesario tomar una decisión. Si hay algo que nos incline hacia una versión, por leve que sea, lo aconsejable es hacerle caso a tal inclinación, claro está que debe ser algo que surja del proceso de investigación ya mencionado.

No es raro que el jugador al que no le dimos la razón vaya a quedar un poco resentido con nosotros, y que incluso pueda llegar a pensar o decir que estamos favoreciendo a su oponente por alguna razón personal o externa. Lo ideal es hacer caso omiso de esto y ya después del torneo, o si hay tiempo entre rondas, hablar con calma con el jugador, explicándole lo complejo de la situación y por qué tomamos esa decisión final.

 

Conclusión

1. Preguntar su versión a cada jugador
2. Revisar el estado del juego
3. Preguntar nuevamente versiones
4. Revisar apuntes de los jugadores
5. Indagar sobre el momento en que se genera la diferencia
6. Dar una respuesta

Resolver estas situaciones es difícil, pero tenemos que hacerlo. Parte de ser jueces es demostrar a los jugadores que estamos ahí para ellos y que cualquier situación que se nos presente durante una partida será resuelta con total imparcialidad.
Espero este artículo pueda ayudarlos cuando se presenten llamados de este tipo, y son bienvenidos los comentarios respecto a cómo cada uno los aborda, para que a los demás compañeros de negro no les den tantos quebraderos de cabeza la primera vez que deban enfrentarlos.

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