Al arbitrar en un evento competitivo, es común recibir llamados de todo tipo. Muchos suelen ser nimiedades, como un jugador quejándose porque su oponente robó carta de turno antes de enderezar, o simples malentendidos de interacciones entre cartas. En fin, nada que realmente nos haga dudar si resolvimos bien o no la inquietud. Pero hay un tipo de llamados a los que tarde o temprano tendremos que enfrentarnos: llamados que nacen de una discrepancia entre jugadores a raíz de algún evento que ocurrió