Hapatra y Debilitar: ¿quién pone esos contadores?

¡Bienvenidos de nuevo! El tema de hoy será la nueva carta Hapatra, visir de los venenos y cómo funciona. A primera vista es bastante sencilla: siempre que pongas algún contador -1/-1 sobre una criatura obtienes una serpiente 1/1 con toque mortal como bonus. Todo esto se entiende rápido con efectos como el Cartucho de ambición o la Ammit siniestra, que son efectos que tu controlas y te dicen “¡Hey! Pon un contador sobre esa cosa”. Esto disparará a Hapatra y hará crecer tu familia ofídica. Además, sólo obtendrás una serpiente por cada criatura a la que hagas empequeñecer; si fueras a poner 10 contadores -1/-1 sobre una única criatura, sólo obtendrías una serpiente.

Pero, ¿cómo funciona Hapatra cuando no hay un controlador claro para un efecto? ¿Cómo funciona con las criaturas que tienen un efecto de reemplazo que pone contadores sobre ellas EN CUANTO entran al campo de batalla (como la Deidad de cicatrices o la Cría nociva)? ¿Cómo funciona con Debilitar o Infectar, que convierten el daño hecho a criaturas en contadores -1/-1, pero no tienen un “controlador”? Antes de la salida de Amonkhet la respuesta era “No funciona” – a las reglas simplemente no les importaba QUIÉN ponía contadores sobre las cosas, así que nadie llevaba la cuenta. Como hora sí que nos importa (gracias a cosas como Hapatra o el Nido de escarabajos), ¡las reglas han recibido una actualización! La persona que pone los contadores -1/-1 sobre algo es la persona que controlaba la fuente que lo hizo. Si tu criatura con Debilitar hace un placaje a una ficha de soldado 1/1 y le pone algunos contadores -1/-1 esa era TU criatura, así que TU pones los contadores, por lo que Hapatra te recompensa con una nueva amiguita serpentina. Ocurre igual con los efectos de reemplazo: es TU criatura diciéndote que TU le pongas contadores, así que obtienes una serpiente. Armado con este conocimiento, ¡ve y expande a tus serpentinos amigos por los campos de batalla!.

Rulesssssssssssss Tip de hoy escrito por Trevor Nunez y traducido por Miquel Àngel Moya.

¿Te ha gustado este artículo? ¡Compártelo!